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Las fricciones comerciales y las cooperaciones

Debido al rápido desarrollo de las relaciones comerciales entre Brasil y China, se originaron algunas fricciones y problemas. La Federación de Industria de São Paulo afirmó que la entrada de los productos chinos había causado la quiebra de algunas empresas y había llevado al desempleo a miles de trabajadores brasileños. Por estos motivos presionaron al gobierno brasileño para que adoptara medidas proteccionistas y exigieron que aumentaran los aranceles de las importaciones de automóviles procedentes de China al 35%. Además, el gobierno brasileño anunció que los aranceles de las importaciones de textiles y productos electrónicos también aumentarían a este nivel.21

Por otra parte, Shen (2009: 36) señala que todavía hay personas preocupadas por la “competencia que plantea China” y que algunos incluso mantienen el temor de “la amenaza de China”. Afirman estas personas que las exportaciones de productos primarios en primer lugar, sin valor añadido, propiciará su dependencia de China. También se quejan de la tasa de cambio del yuan, por la competencia que encaran los productos de Brasil frente a los de China en mercados de ultramar, afirmando que por ello, Brasil se expone a un proceso de desindustrialización. Al mismo tiempo, la inversión creciente de China en Brasil en estos últimos años ha generado una gran preocupación.22

Asimismo, Malamud (2007: 9) añade que la mayoría de los sectores industriales de Brasil ven con preocupación la entrada masiva de manufacturas chinas de bajo coste en sus mercados. Los productos manufacturados chinos compiten con ventaja porque los salarios son bajos, el gobierno da crédito a las empresas, han puesto barreras a sus competidores, las empresas chinas copian productos de otras empresas y tienen una gran demanda de sus productos en el mercado internacional.

A partir de 2009, China superó a los EE.UU. como el socio comercial más grande de Brasil. Los productos mecánicos, eléctricos y textiles eran los artículos principales de exportación de China a Brasil y las manufacturas chinas a mitad

21 Esta noticia está disponible en Wenhui News del señor Chu, Hsing-Fu. Más información, véase:

http://big5.news365.com.cn:82/gate/big5/wenhui.news365.com.cn/hqsc/201202/t20120212_2 53184.html.

22 Esta parte está citada en Relaciones de trascendencia global del señor Sun, Hongbo. Más información, véase: http://spanish.peopledaily.com.cn/31619/7393164.html.

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de precio que las de Brasil también eran muy populares en el mercado brasileño.

Por otra parte, Chang (2010: 7) comenta que debido a que la economía china ya tiene un desarrollo positivo y se ha convertido en una gran fábrica en el mundo, cada vez hay más productos fabricados en China que son los objetivos del anti-dumping por varios países y Brasil. Según las estadísticas, entre 1988 y 2002, Brasil presentó 87 medidas anti-dumping y compensatorias contra China (79 casos de anti-dumping y 8 casos de antisubvenciones). Los productos chinos tuvieron 16 casos de anti-dumping y esto ocupa el 18,4% de anti-dumping en Brasil. Si bien en los años 2003 y 2004 la situación fue mejorando, este asunto todavía no es del todo optimista. La causa principal es la falta de comprensión mutua de las políticas y regulaciones entre ambos (Zhou, 2009: 46).

Conforme a lo que señala Yue (2008: 47-49), entre 2003 y 2006 las medidas anti-dumping en contra de los productos chinos que tomó Brasil tuvieron las siguientes características: (1) El enfoque de las medidas anti-dumping se centraron en los productos competitivos, tales como el textil, la ropa, los juguetes y los artículos de mesa; (2) Brasil ha adoptado procedimientos discriminatorios de anti-dumping; (3) Los impuestos de anti-dumping son relativamente altos.

Brasil impuso el impuesto entre el 30% y el 80% y el de algunos impuestos son más del 100%.

Barbosa (2009: 345) también indica que, además de los sectores como el textil, las máquinas y equipamientos electrónicos y químicos, formaban parte otros sectores como calzados, joyas y bisutería, material de oficina, instrumentos sanitarios, productos de cuero, papel, productos farmacéuticos, industrias ópticas, animales vivos, productos metalúrgicos y móviles. En suma, desde los sectores más tradicionales hasta aquellos más tecnológicos están en contra de todos los productos de China, lo que muestra que, la cooperación entre Brasil y China tienen beneficios y defectos.

Cuadro 11: Las medidas de anti-dumping para los productos chinos Año Productos

2003 Magnesio en polvo, anillo de imán, hierro forjado, carbonato de bario, perforadora

2005 Calzados, neumático de bicicleta

2006

Peine, amplificador, marco, gafas de sol, levantamiento de la polea manual, árbol de Navidad, bola decorativa, diábolo, SDS perforadora, plancha

Fuente: Elaborado por el propio autor, con base en CTRI, http://www.cacs.gov.cn/casebase/.

Por otro lado, a pesar de que los acuerdos de las exportaciones hayan funcionado a corto plazo, hay divergencias entre el gobierno de Brasil y el de China sobre las estadísticas de exportación china, dado que muchas veces los productos entran en el país sin seguir los procedimientos legales de despacho aduanero. Algunos fabricantes de otros sectores (cepillos para el cabello, altavoces y piezas de pedal de bicicleta) no consiguieron obtener de los chinos ningún compromiso de restricción voluntaria de exportaciones y solicitaron medidas anti-dumping ante la OMC. Aún más entre esos fabricantes está la industria de máquinas y equipamientos que presentó su solicitud de medidas anti-dumping contra las máquinas inyectoras de plástico, que se aprobó en agosto de 2007 (Barbosa, 2009: 346).

Asimismo Ko (2011: 8) indica que el aumento galopante de las exportaciones de China a Brasil, que creció un 61% entre los años 2009 y 2010 y un 47 % en los dos primeros meses del 2011, ha causado una alarma considerable entre los fabricantes brasileños y ha creado continuas tensiones entre los dos países. La política cambiaria de China, que mantiene subvaluada su moneda, combinada con la fortaleza de la moneda brasileña, el real, exacerbaron las presiones sobre los fabricantes brasileños.

Por otra parte, el fuerte impacto sobre las industrias textiles y de calzado ha llevado a la Confederación Nacional de Industrias a realizar advertencias sobre la desindustrialización en aquellos sectores. Yang (2006: 19) señala que algunos sectores manufactureros han logrado tener éxito al pedir protección del gobierno, tal como sucedió en diciembre de 2010, cuando Brasil aumentó sus aranceles de importación aplicables a una lista de juguetes chinos, pasando del 20 al 35 por ciento. Brasil también ha iniciado una serie de investigaciones anti-dumping contra productos chinos.

Además, de acuerdo con Mansilla Blanco (2012: 14), en determinados momentos incluso se afrontaron situaciones de rivalidad y tensión comercial. En

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2010, Brasil presentó más de 40 medidas anti-dumping contra China y elevó las tarifas de importación con la finalidad de proteger su industria local.

Precisamente, en el período 2000-2009, las mayores pérdidas brasileñas en su relación con China se focalizaron en los sectores químicos orgánicos (336,5 millones de dólares) y automovilísticos (185 millones de dólares).

Por lo tanto, en los últimos años, Brasil está reevaluando sus relaciones comerciales con China. La razón es que, aunque las exportaciones de Brasil a China aumentaron, sus exportaciones de artículos manufacturados mantenían un nivel bajo.

Sin embargo, como indica Mansilla Blanco(2012: 9), tanto en Brasil como en América Latina, algunas personas creen que tener la asociación estratégica con China es tener las potencialidades y las ventajas. Ellos tienen una visión netamente “optimista”, observando el ascenso chino como una oportunidad de consolidación de un nuevo orden internacional, menos centrado en la dependencia de la hegemonía estadounidense, en la que Brasil y, por consiguiente América del Sur, puede insertarse con facilidad dada su condición de productor de materias primas y, por lo tanto, como mercado emergente y de interés ante el creciente nivel de consumo chino y asiático.

Por otra parte, respecto al sector agrícola, Brasil tiene una gran ventaja, porque tiene amplias tierras de cultivo, y el costo de la producción de la soja es un 20% menos que los EE.UU. Sin embargo, los costos de transporte en Brasil son altos, porque faltan carreteras y vías férreas en las zonas rurales. Además, se tarda tiempo en cargar y descargar los barcos debido a que sus instalaciones portuarias son antiguas. Todo ello debilita mucho la competencia de sus productos agrícolas. En cambio, China es un gran país agropecuario con una tecnología avanzada de la producción; por lo tanto, Brasil da la bienvenida a las empresas chinas que invierten en la infraestructura de Brasil en lugar de comprar la tierra.

De hecho, los dos países necesitan consolidar la coordinación y cooperación bajo el contexto de la globalización económica, reducir las fricciones y procurar la maximización de los intereses estatales. Yue (2008: 49) indica que Brasil y China son países que tienen más complementariedad comercial que competencia deben fortalecer esa complementariedad y China debe abandonar algunos mercados más competitivos, como los productos de textil y calzado, para reducir las

fricciones con Brasil.

Según Yang (2005: 68), en la cooperación entre América Latina y China, la que se da entre China y Brasil es la más impresionante. En el intercambio de los dos países, China ha aprendido de experiencia brasileña como atraer inversión extranjera y financiamiento internacional, y Brasil ha aprendido de la política de población y el modo de desarrollo de China. Los dos países no sólo han tenido un rápido desarrollo económico y comercial, sino también una buena cooperación en el ámbito de ciencia y tecnología, especialmente en el campo de la aviación. Asimismo, los dos países han sido el modelo de la cooperación Sur-Sur.

Con todo, y tomando en cuenta un comercio bilateral en ascenso, Brasil y China consolidan su relación gracias a la concreción de intereses de carácter geopolítico, a través del mantenimiento de posiciones conjuntas en diversos foros globales (BRIC, OMC, ONU), emanados de una visión multipolar que, paralelamente, determina e ilustra el paulatino declive del tradicionalmente hegemónico eje euroatlántico (Mansilla Blanco, 2012: 1).

En suma, China y Brasil dependen uno del otro. Con el crecimiento de la clase media, la demanda es cada vez mayor y China está dispuesta a buscar los productos que necesitan. Al mismo tiempo, Brasil no sólo puede convertirse en proveedor de los recursos de China, sino que también puede llegar a ser el primer destino de inversión y el socio de la cooperación económica de China a largo plazo. Como hemos mencionado al principio, Brasil está lleno de oportunidades y esto es muy importante para China. Para ampliar el negocio y la influencia en Brasil, las empresas chinas todavía tienen un largo camino y esta tendencia continuará. Además, con la profundización del grado de entendimiento entre ambos, los tipos de inversión van a ser cada vez más frecuentes.

Conclusión

Los primeros contactos entre China y América Latina debieron de comenzar en los años setenta del siglo XVI¸ en aquel momento China comercializó con Brasil por la Ruta Marítima de la Seda. Después de la independencia de Brasil, los dos países firmaron un tratado de comercio y de navegación, pero el desarrollo de las relaciones bilaterales aún era lento. Luego, Brasil y China

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establecieron relaciones diplomáticas en 1974, y desde la década de los años 80 del siglo XX, las relaciones bilaterales se desarrollaron en todas las esferas y con ritmo acelerado. Especialmente en 1993, los dos países establecieron una

“asociación estratégica”.

En el año 2003, Lula da Silva llegó al poder. Sin embargo, en vísperas de las elecciones, Brasil sufrió una serie de crisis financieras junto a la devaluación, la caída de la bolsa, la subida de los precios, la crisis económica, el aumento de desempleo, etc. Por consiguiente, el problema más urgente para Lula fue el de cómo promover la economía.

En este sentido, buscar y mantener la cooperación económica con China era un asunto muy importante para el gobierno de Lula. Por lo tanto, Brasil trató a China, en una visión estratégica, como uno de los países más importantes y como un gran mercado emergente, mientras que China vió a Brasil como un gran país con enorme potencialidad, rico en recursos y complementariedad junto con China en las áreas económica y tecnológica.

Con interés en asociaciones estratégicas, China y Brasil superaron la distancia geográfica y las diferencias ideológicas y culturales. Las relaciones entre Brasil y China lograron buenos resultados en esta etapa. En cambio, la cooperación entre ambos es básicamente gubernamental y todavía existe una gran limitación. A pesar de que ya hace más de treinta años del establecimiento diplomático, las sociedades de los dos países todavía no son familiares.

Sin embargo, desde que Lula tomó el poder en 2003, las relaciones entre China y Brasil han entrado en el mejor período de la historia pues mantienen una estrecha cooperación en los asuntos internacionales y una estrecha coordinación y cooperación en organismos internacionales. Además, ambos países firmaron acuerdos de cooperación en hidrocarburos, equipamiento, financiación, ciencia, materia portuaria, productos agropecuarios, entre otros.

Respecto a las relaciones económicas y comerciales, antes de 2002, el volumen del comercio y cooperación no fue abundante. En 1974, las cuotas comerciales sólo eran de dos millones de dólares. En 1985, dichas cuotas llegaron a ser ochenta y dos veces más que el año 1974. Luego, aunque el volumen del comercio estaba creciendo, a causa de la disminución de la importación del petróleo brasileño y la crisis financiera, el volumen del comercio era inestable.

Desde 1993, las relaciones económicas y comerciales comenzaron a tener un

desarrollo más estable, pero el aumento fue aún poco.

Desde 1999, el ritmo de crecimiento del comercio bilateral ha sido muy rápido. Creció desde 1.541 millones de dólares en 1999 hasta 9.115 millones de dólares en 2004, debido a que en 2004, los dos países firmaron importantes contratos comerciales, por lo que comercio bilateral y la cooperación económica han logrado un desarrollo estable y persistente. En este sentido, Brasil se ha convertido en el décimo país de las importaciones de China y el socio comercial más grande en América Latina. Además, China se ha convertido en el tercer mayor socio comercial de Brasil, el tercer mercado de exportación y el cuarto mercado de las importaciones. En 2006, el volumen comercial bilateral alcanzó hasta 20.310 millones de dólares, una cifra de 1164 veces superior a la del año 1974.

A pesar de que en el primer mandato Lula estableció una base para el futuro desarrollo económico de Brasil, sin embargo era difícil de revertir en el corto plazo la desaceleración económica causada por varios factores en un largo tiempo. Por eso, en 2007, Lula se enfrentó al desafío de un desarrollo económico desacelerado. Sin embargo, la buena economía de China ha dado oportunidades para el desarrollo económico y social de Brasil, y la enorme demanda de China lleva la subida del precio internacional de las materias primas y las exportaciones de productos primarios de Brasil.

Por otra parte, Brasil consideró a China como el origen principal de la inversión extranjera. En 2008, la crisis financiera internacional afectó la economía en regiones como China y América Latina, pero el volumen comercial entre Brasil y China aumentó a causa de que las importaciones de China se mantuvieron firmemente. Desde 2009, el volumen de las exportaciones e importaciones ascendieron a 36.102 millones de dólares y a 56.382 millones de dólares en 2010.

China sigue siendo el mayor socio comercial, el mayor destino de las exportaciones y la segunda fuente de importaciones más grande de Brasil, mientras que Brasil superó a India y se convirtió en el noveno mayor socio comercial de China.

Sin embargo, el resultado comercial entre ambos no ha sido del todo perfecto, sino que existen algunas fricciones. En el ámbito comercial, China se ha convertido en uno de los principales países de Brasil sobre anti-dumping. Así que, entre 1988 y 2002, Brasil presentó 87 medidas anti-dumping y

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compensatorias contra China. Los productos chinos tuvieron 16 casos de anti-dumping, lo que ocupa el 18,4% de anti-dumping en Brasil. Si bien en 2003 y 2004 la situación fue mejorando, este asunto todavía no es optimista.

Por otra parte, desde 2005 hasta 2010, Brasil presentó más de 40 medidas anti-dumping contra China, al mismo tiempo elevó las tarifas de importación con la finalidad de proteger su industria local. No obstante, la situación está mejorando porque hubo comprensión entre ambos países. Brasil no sólo se convirtió en proveedor de los recursos para China, sino también es el primer destino de inversión y el principal socio de la cooperación económica a largo plazo.

Para Brasil, China es más una oportunidad que una amenaza. Hay un gran superávit en el comercio con China y, con el aumento de las exportaciones brasileñas al gigante asiático, se puede crear más empleo. Además, debido a que China y Brasil tienen influencias en los asuntos regionales e internacionales, así como un desarrollo estable en la economía y la sociedad de ambos países, las relaciones bilaterales tendrán más desarrollo.

En la actualidad, los campos de cooperación entre ambos son más amplios y se han formado a gran escala. Brasil y China tienen importantes características comunes, entre ellos, sus territorios y la escala económica los sitúan entre los diez países más grandes del mundo.

Después de hacer un breve resumen de este trabajo, podemos responder nuestra hipótesis: ¿Las relaciones bilaterales entre ambos fueron más estrechas durante los ocho años del mandato de Lula? La respuesta es positiva. En las relaciones mencionadas anteriormente, en los dos mandatos de Lula, los dos países han logrado buenos resultados en muchos campos, especialmente en las relaciones comerciales. Mientras tanto, también por el rápido desarrollo de las relaciones comerciales entre Brasil y China, se originaron algunas fricciones. Sin embargo, por el entendimiento mutuo, estas fricciones no influen mucho en sus relaciones comerciales. En suma, podemos decir que en los dos mandatos de Lula las relaciones comerciales sino-brasileñas llegaron a su mejor período.

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Libros y artículos en chino

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